30/3/07

Un raro LP de Canaro


Por Carlos G. Groppa

Dado que lo que se narra aquí ocurrió en Hollywood, en una esquina de Sunset Blvd., puede pensarse que es una historia de película, incluso de película de ciencia-ficción. Pero no, es real, y aunque encierra cierto misterio, ocurrió.

-Necesito verte. Tengo una “perla” discográfica para ti -me dijo por teléfono “El Tony”, un extraño personaje llamado así no porque se llamara Antonio sino porque parecía un personaje de historieta escapado de la revista del mismo nombre.

Hecha la cita en el Café Ground Work de Sunset Blvd., mientras lo esperaba me puse a hojear un Times que había en la mesa de al lado. Al llegar a la página 4 se me acercó “El Tony” con un café en la mano y un LP bajo el brazo. Simpático y de palabra fácil, lo había conocido hace poco en este mismo café, por el que se dejaba caer de tanto en tanto.

Su inglés quebrado y el huirle al tema de como se ganaba la vida, me hicieron suponer que estaba ilegalmente en el país, pero nunca se lo pregunté a pesar de nuestra creciente amistad.

Después de sentarse y cambiar saludos me puso el LP que traía ante mis ojos.

-Aquí está la “perla”. La compré allí enfrente -me dijo señalando a Amoeba, la casa de discos nuevos y usados ubicada en la vereda de enfrente del café-. Me costó dos dólares... -agregó ufano como si hubiera comparado un Renoir por uno.

La “perla” era un LP titulado “Canaro en New York”.

-¡Pero si Canaro nunca grabó en New York!

-¿Y este disco, qué?

Efectivamente, el título del LP daba a entender que Canaro había grabado en New York. Dándolo vuelta, en la contratapa vi los títulos y autores de ocho tangos clásicos del repertorio de Canaro, el logo del sello editor Okeh -aunque distorsionado-, el mismo sello que editó las grabaciones de Ellington en la década de 1920, y un breve comentario casi biográfico de Canaro escrito por un tal Felipe Herrera quien mencionaba que el LP fue armado en base a discos de 78 rpm de su colección privada grabados en el Club Mirador de New York mientras Canaro actuaba en dicho local. No figuraba número de catálogo, pero sí que el diseño de tapa fue realizado por A. Vergara, e impreso en 1951.

-¿Tú ya escuchaste el disco, me imagino...? -le pregunté después de sacar el disco de la funda y comprobar su impecable condición, casi mint diría, que me hizo pensar que quizás fue escuchado una sola vez -¿acaso por el Tony?- y por nadie más.

-Sí. Y si estás pensando que es falso, te garantizo que es Canaro. No me cabe duda. Las grabaciones son en vivo, se oye murmullo de voces an el fondo, ruido de cubiertos... El Mirador, por seguro...

-Me lo prestas para escucharlo...

-Bueno... -titubeó.

-Te dejo mi reloj en garantía...

Me pareció bien que dudase de entregarme su “perla”, a la cual él podría ordeñar vendiéndosela a algún coleccionista oriental jugosamente. Pero pensándole mejor creo que no dudó de mí personalmente sino de la posibilidad de que yo escuchase el disco y le dijera una verdad que él no quería oír: que el LP era un timo. Al fin de cuentas, Canaro narra en sus memorias “Mis bodas de oro con el Tango” que debutó en el Club Mirador de New York en setiembre de 1926 con un contrato firmado en París para actuar durante ocho semanas, pero nada dice si grabó o no en New York. Claro que Canaro, en sus memorias miente como un buzo, y se las cuenta, como todo tío que cuentas sus memorias, muy a su favor.

No obstante el gesto de desconfianza pintado en su rostro, luego de varias recomendaciones de como se debe tratar un LP antiguo, Tony me lo prestó.

Ya en mi departamento, me serví un whisky, puse el LP en el estéreo y me senté dispuesto a disfrutarlo. Si lo que estaba oyendo era trucha estaba excelentemente truchado. El ruido ambiente de lo que parecía un concurrido restaurante se mezclaba quedamente con la orquesta de Canaro, o al menos con una que sonaba como la de Canaro.

Al oír el segundo surco me asaltó una duda. Esto es Hollywood, me dije sorbiendo un largo trago de whisky, y el ruido ambiente, como las risas en las comedias de televisión, se le pueden agregar a cualquier disco y luego remasterizarlo.

Para salir de dudas, llamé a Londres para discutir el asunto con Bruce Bastin. Bruce había editado para su sello Harlequin una serie de muy buenos CDs de orquestas de tango de la década de 1920 en base a discos de 78 rpm que le facilitó el coleccionista francés Alan Boulanger. Entre ellos, en 1998, el titulado “Francisco Canaro, 1924-1940" (HQ CD 117) (ver en Tango Reporter Nro 27, Agosto 1998, pág. 198, el comentario de este CD).

Y si bien algunos de los tangos de su CD estaban en el LP de Tony, como La mina del Ford y Talan... Talán..., mucho le llamó la atención a Bruce el hecho de que Canaro haya grabado en New York, a pesar de que recordaba, aunque vagamente dado el tiempo transcurrido, que un amigo de la infancia le había contado meses antes de la Segunda Guerra Mundial como conoció a Canaro cuando éste actuaba en París, y le había comentado que pensaba grabar en New York después que debutase en el Club Mirador.

Buena pista, pero ahí terminaba, ya que tratar de ubicar a algún amigo que pudo haber hecho Canaro en New York en 1926, algún mesero del Club Mirador, era imposible. Y de existir tendría alrededor de 90 ó 100 años. Es decir, ya ni de las propinas se acordaría.

Mi charla con John Schneider, un archivista de Columbia -casa grabadora poseedora actual de los derechos del sello Okay-, fue más productiva. A mi pedido hurgó en su computadora los archivos y encontró que el 25 de octubre de 1926 -o sea al mes siguiente del debut de Canaro en el Club Mirador-, estaba asentado en uno de los libros de registros de la grabadora la renta de un equipo portátil de grabación hecha por un tal Felipe Herrera. Perfecto. Este dato encajaba con lo impreso en el LP de Canaro: Felipe Herrera era quien escribió el comentario que figuraba en la contratapa del disco, y los 78 rpm que componían el LP eran de su colección privada pues él los había grabado en el Club Mirador. Pero esto fue otra desilusión, pues suponiendo que Felipe tuviera 20 años en 1926 cuando grabó los discos en el Club Mirador, cuando se editó el LP en 1951 tendría 45, y hoy en día 101. Es decir, otra pista perdida.

Aquí terminó mi pesquisa. Al fin y al cabo, ¡qué me importaba la autenticidad del LP que el Tony compró por dos dólares!

Di vuelta el LP en el estéreo y mientras me terminaba el whisky escuché la otra cara del disco. Y si para el Tony era un Canaro auténtico, para mí podría ser un timo muy bien hecho o un enigma para coleccionistas.

Sin cruzarse por mi mente, ni remotamente, la idea de sacar una copia -pirata, por supuesto- del LP, sólo escaneé la tapa y contratapa como referencia, y al día siguiente se lo devolví al Tony.

Mientras le contaba lo que me dijo Bruce Bastin, John Schneider y lo que narraba Canaro en sus memorias, Tony me volvió a mirar con la misma desconfianza que cuando le pedí prestado el LP.

-La verdad, si las grabaciones de este LP son auténticas, como tu bien dijiste el disco es una “perla”. De lo contrario no sólo es un timo, sino que el ruido de púa apesta y las voces de fondo distraen mucho. Por otro lado los ocho tangos del disco los puedes encontrar en un CD en mejores condiciones que los del LP -le manifesté sereno para no alarmarlo mucho-, y en ese caso tu LP vale menos, mucho menos de los dos dólares que pagaste por él. Pero para tu consuelo, si te interesa investigar más el asunto te voy a dar los teléfonos que un par de coleccionistas de tango en Japón, gente muy seria..., que te pueden validar la autenticidad del disco. O no, vaya a saberse. Ellos saben de las grabaciones de Canaro más que nadie, como que las tienen todas.

Si el Tony siguió mi sugerencia después que le dí los teléfonos prometidos, no lo sé, pero si en Japón no existe el LP o los 78 rpm de donde fueron sacados los tangos del LP, lamentablemente nadie puede recurrir al que me facilitó el Tony, ya que a los pocos días que se lo devolví, me enteré por un amigo común que lo deportaron. ¿A dónde? Nadie lo sabía, pues a nadie del café le había confesado su nacionalidad.

Si algún lector sabe de la existencia de este LP, o conoce a Tony, le rogamos que se comunique con nosotros a tango4you@aol.com. Quisiéramos verificar con algún entendido, aunque sólo sea por curiosidad, la autenticidad del LP “Canaro en New York”. Gracias●

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